APORTACIONES DE LOS ESCRITORES EXTREMEÑOS A
LA LITERATURA DEL S. XX
Definimos “literatura extremeña” a la que han producido
los escritores nacidos en Extremadura y que han mantenido una constante
relación cultural y afectiva con la tierra de sus mayores, conservando en sus
obras las características literarias de la región extremeña. También incluimos
a escritores que, procedentes de otros lugares, han vivido aquí un tiempo
considerable y han asimilado los rasgos fundamentales de la cultura regional.
Según Enrique Segura Otaño, autor de diversos libros y
artículos, la aportación más importante de Extremadura a las letras españolas
fue la llevada a cabo por autores de finales del XIX que contribuyen a dar a conocer el valor
espiritual de Extremadura.
En cuanto a la literatura extremeña del S. XX se puede
hablar de variedad, de diversidad de talantes ante el fenómeno poético.
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La poesía
de los primeros autores, a caballo entre el S. XIX y el S. XX, se sitúa dentro
de un casticismo rural del que raramente escapan. José Mª Gabriel y Galán, Luis Chamizo (El Miajón de los Castúos) y Antonio Reyes Huertas (modernista
conocedor del paisaje y alma extremeña) ejemplifican una literatura de
exaltación regional. Ya en el siglo XX,
tres autores han sido mencionados con justicia como los padres de la poesía
extremeña actual: Luis Álvarez Lencero, Manuel Pacheco (Ausencia de mis manos) y Jesús Delgado Valhondo (La vara del avellano) a los que siguen, cronológicamente hasta hoy,
una pléyade de poetas recogidos en numerosas antologías y galardonados con
varios premios como Diego Doncel, Santos Domínguez, Álvaro Valverde, Basilio
Sánchez, Javier Rodríguez Marcos, Ada Salas, o Luciano Feria. Rosa María
Lencero ha publicado recientemente su libro de poemas Mar de Yerba en el
que muestra el mundo que le rodea desde la especial sensibilidad de la autora.
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En cuanto a la narrativa,
de amplio cultivo en el siglo XX, cabe mencionar a Felipe Trigo, cultivador de
la novela erótica cuyas novelas más conocidas son Jarrapellejos y El
médico rural; y a Pedro de Lorenzo, ensayista, periodista y novelista, de
una obra literaria elaborada y preocupado por la expresión. Son asimismo autores
de una novelística consolidada José Antonio García Blázquez y José Antonio
Gabriel y Galán. Víctor Chamorro es un autor generosamente comprometido con la
Extremadura subdesarrollada y dolorida, tal como leemos en Las Hurdes, tierra sin tierra. José Luis Pablo Sánchez, a pesar de
haber abandonado siendo niño su tierra extremeña, no es un desarraigado, sino un hombre profundamente enamorado de sus
raíces. Por eso en su obra está presente Extremadura. Su primera novela, Nostalgia de una pasión recuerda a los
paisanos que sufrieron la Guerra Civil y que supieron sobreponerse a sus
terribles consecuencias. Dulce Chacón, aunque a los once años dejara Zafra para
irse a vivir a Madrid, mantuvo con Extremadura una relación muy estrecha. Cielos
de Barro, novela con la que ganó el Premio Azorín de 2000, hace un homenaje
a su tierra extremeña para contar una historia de crímenes que suceden durante
la barbarie de la Guerra Civil. En su última novela La voz dormida
vuelve a tratar el tema y nos sumerge en la vida de unas mujeres encarceladas
que se enfrentan con dignidad ante la humillación y la muerte. Luis Landero durante
los años 60 junto con su familia se ve obligado a emigrar a Madrid buscando
mejores condiciones de vida. Está considerado como uno de los mejores
novelistas españoles con obras como Juegos de la edad tardía. Javier
Cercas se ha dado a conocer con su novela Soldados de Salamina. Otros
autores destacables con Julián Rodríguez, Eugenio Fuentes, Jesús Sánchez
Adalid, Gonzalo Hidalgo Bayal, Pilar Galán...
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Menos impulso
conoce el teatro, aunque cuenta con autores como Manuel Martínez
Mediero, con una dilatada trayectoria avalada por crítica y público. Entre sus
obras destacaremos Las hermanas de Búfalo Bill.
No
debemos olvidar la importancia que los festivales de teatro organizados en
Extremadura (Festival de Teatro Clásico de Mérida, o Festival de teatro del
Siglo de Oro de Cáceres) y su resonancia internacional.
Por
último, no podemos dejar de mencionar la labor de dos críticos literarios: José
López Prudencio, iniciador de los estudios sistemáticos sobre literatura
extremeña en sus ensayos; y Antonio Rodríguez Moñino, bibliógrafo de relevancia
mundial, a quien se deben los estudios más documentados y rigurosos sobre
nuestra literatura y sobre la literatura española en general.