El léxico de un idioma o lengua es el
conjunto de palabras que están a disposición de los hablantes. De su estudio se
ocupa la Lexicología. Se reserva el término de Lexicografía a la labor de
composición de los diccionarios. El léxico del castellano está constituido por
palabras de distinta procedencia, aunque las palabras latinas constituyen la
base original y el mayor fondo del léxico, en tanto que las demás se fueron
incorporando a la lengua en distintas etapas de la historia y con distintos
procedimientos. En este tema haremos dos grandes partes: en la primera analizaremos el léxico heredado (del
latín, patrimoniales, cultismos, semicultismos y dobletes) y los préstamos
lingüísticos; en la segunda parte, nos detendremos en el análisis de los
métodos de composición de palabras.
I. LÉXICO HEREDADO.
a) De evolución
completa: Patrimoniales
b) De evolución
detenida: cultismos y semicultismos
c) Préstamos
PALABRAS
PATRIMONIALES
son las que han estado presentes en un idioma desde sus orígenes. Proceden de
voces latinas que han evolucionado a través de los siglos, aunque no todas
tienen un origen directamente latino: el latín hablado había ya incorporado
algunas voces procedentes de otras lenguas con las que convivía (del griego,
del celta, de las lenguas germánicas...).
Hay ciertas palabras
heredadas que, por diversas razones, conservan una forma próxima a la que
tenían: son los CULTISMOS Y SEMICULTISMOS. Los cultismos son palabras
que conservan una forma muy próxima a la del latín: gloria (de
‘gloria’), caridad (de ‘caritatem’); semicultimos son palabras que
han sufrido algunos cambios, pero no han completado del todo su evolución
fonética (milagro, de ‘miraculum’; siglo, de ‘saeculum’) Y por
último, los debletes se producen cuando un mismo étimo o raíz ha originado dos
palabras, una culta (dada su introducción tardía) y otra popular o patrimonial.
En estos casos los dos términos se diferencian semánticamente; ejemplos:
clavis>llave, clave; clamare>clamar, llamar.
Los PRÉSTAMOS son palabras
tomadas de otras lenguas: germanismos (guerra, rico); arabismos (azul, alfiler, aldea);
galicismos (jardín, asamblea, carpeta; los más recientes conservan
aún la grafía y a veces la pronunciación originales: chalet, boutique,
élite, maillot...; italianismos (brújula, novela, fachada...);
indigenismos americanos (tabaco, huracán, caníbal...); anglicismos,
que son los más productivos en la actualidad (túnel, líder, fútbol,
jersey penalty, hall, spot, gangster, parking...); gitanismos
(sobre todo en el español popular: chaval, mangar, chalado...); latinismos
y helenismos (aquellas voces tomadas
del latín y del griego incorporadas a la lengua en algún momento posterior a su
formación: simposio, teléfono, psicología...). La mayor parte de los
préstamos experimentaron en el proceso de incorporación al castellano una
adaptación fonética y gráfica (fútbol). Pero en ocasiones, en los
préstamos más recientes, existe la tendencia a conservar la forma fonética y
gráfica del original (basket, zapping, boutique.) También pueden
considerarse como xenismos las expresiones latinas (latinismos) que se
utilizan en su forma original: grosso modo, a posteriori, quórum...
II. PROCEDIMIENTOS
DE CREACIÓN DE PALABRAS
Las lenguas van
variando su vocabulario para adaptarlo a las necesidades expresivas de sus
hablantes, que cambian constantemente como cambia el mundo. Desparecen muchos
términos (son los arcaísmos: hogaño, guisa, otrora) y aparecen
otros nuevos para designar nuevas realidades (neologismos).
Existen diferentes
procedimientos de creación de palabras:
A) Procedimientos
morfológicos: La derivación, la composición y la parasíntesis.
1.- DERIVACIÓN
Consiste en formar
nuevas palabras mediante la adición de afijos (sean SUFIJOS o PREFIJOS)
al morfema nuclear.: librería, cocinero, subsuelo... .
2.-
COMPOSICIÓN:
Consiste en formar
nuevas palabras mediante la suma de
dos morfemas nucleares diferentes
(que pueden ser léxicos o
gramaticales), identificables
como tales por el hablante y que pueden
aparecer independientemente), o por la unión de dos palabras previamente
existentes: asimismo (así + mismo), pasodoble, hispanoamericano,
sacacorchos, hombre-rana, blanquiazul, anglo americano, geología, cosmonave,
democracia, petrolífero...
Los principales procedimientos por los que se forman las palabras compuestas son:
a) Por yuxtaposición
de palabras, con o sin guión (compuestos no consolidados; hay varios grados de consolidación):
político-social, coche-cama; buque hospital
b) Por agregación
directa de palabras (a veces con alguna modificación del primer elemento)
formando una sola unidad gráfica: malestar, pasodoble. agridulce.
rojiblanco, hispanoamericano, inútilmente
c) Por agregación de
una forma prefija griega o latina a una palabra española: monoplaza, cosmonave,
automóvil.
c) Por agregación de
una forma sufija griega o latina a una base española: petrolífero,
herbívoro.
d) Por suma de una forma prefija
y una forma sufija griegas o latinas: teléfono, termómetro, biología,
democracia, neofascista, seudoliberal. (“Compuestos imperfectos” los llama
la Academia). /Con preposiciones, hay vacilación entre considerarlas
compuestas o derivadas: anteojos.
3.- PARASÍNTESIS
Es un caso especial
de composición y derivación. Podemos distinguir dos casos:
a) Compuestos
parasintéticos,
si concurren, de forma solidaria, la composición y la derivación para formar
una nueva palabra (lex + lex + sufijo), sin que exista en la lengua ni el
compuesto solo ni el derivado solo: picapedrero, hojalatero, sietemesino;
b) Derivadas
parasintéticas: palabras
formadas por la acción solidaria
de un prefijo y un sufijo que actúan sobre la base léxica (sin que exista en la
lengua la palabra sólo con prefijo, o sólo con sufijo; es decir la combinación
siempre es ‘prefijo+lexema+ sufijo’): descarrilar, descuartizar, endulzar,
reblandecer, aterrizar, adelgazar...
B)
Procedimientos léxico-semánticos (además de los préstamos, que consideramos
léxico heredado):
1) Onomatopeyas:
Formación de palabras por imitación de los ruidos naturales: tic-tac, miau,
quiquiriquí, pío-pío...
2) Los préstamos, de
los que ya hemos hablado: estándar.
3) Creaciones
ex-nihilo: de la nada, algunas basadas en procedimientos fónicos u
onomatopéyicos, como bobo, lelo, bárbaro,
tártaro; otros motivados, como euro;
otros nacidos de la nada, como la palabra gas.
C) Procedimientos fónicos y gráficos:
1)
Acortamiento
de palabras:
consiste en la reducción de un palabra, bien por la eliminación de fonemas finales
(apócope), bien de los iniciales (aféresis): foto, bici,
tele, profe, chacha (de
‘muchacha’), Nando (Fernando).
2)
Siglas
y acrónimos:
En sentido estricto una sigla es toda letra inicial que sirve como abreviatura
de una palabra, pero la propia Academia la define como el vocablo formado por
la unión de elementos de dos o más palabras. Cuando la sigla puede deletrearse
prefiere conservarse el término sigla (I.P.C.; U.G.T.). Sin embargo, cuando la
sigla se pronuncian asignando a cada
letra su valor fónico como si formara una sola palabra se prefiere el término
de acrónimo (RENFE, ESO, LOGSE, OTAN). En
muchos casos el hablante llega a perder la conciencia de que se trata en
realidad de siglas, como en sida). Según las reglas de la
Academia, las letras que formas siglas se escriben con mayúscula y, por lo
general, sin puntos, sobre todo cuando esas siglas han pasado a formar
palabras; la generalización de los acrónimos puede incluso permitir escribirlos
con minúscula, total o parcialmente (uvi, talgo, Unesco). También son
acrónimos las voces nuevas formadas uniendo el comienzo y el final de de dos
términos de un compuesto (autobús -automóvil omnibus-, motel
-motor hotel-, informática -información automática-).
III.
HOMONIMIA, POLISEMIA, SINONIMIA Y ANTONIMIA. CAMBIOS SEMÁNTICOS.
La
Semiótica, en un plano superior, se ocupa del significado de los signos
verbales y no verbales. La Semántica, dentro de la Semiótica, se ocupa del
estudio del significado de los signos lingüísticos y de las relaciones que
mantienen entre sí. En los últimos años, los estudios semánticos se
complementan con los pragmáticos, que relacionan el uso de las expresiones
lingüísticas con los interlocutores y con la situación comunicativa en la que
se producen los mensajes.
Las
palabras adquieren su valor en tanto se relacionan con otras palabras. Un tipo
de esas relaciones son las que se basan en el significado, las relaciones
semánticas y los fenómenos que producen: homonimia, polisemia, sinonimia, etc.
Las relaciones semánticas pueden ser, además, sintagmáticas (sintácticas), con
las palabras que aparecen en una oración, o paradigmáticas, con aquellas
palabras que podrían aparecer en su lugar dentro de la oración. Los rasgos
distintivos de las palabras en cuanto al significado son los semas, es decir,
cada una de las características que conforman el significado de la palabra. Así
por ejemplo, la palabra soborno posee una serie de semas: es una infracción, se
obtiene beneficio por parte de una tercera persona, se trata de un acto de
corrupción, etc. El conjunto de significados que definen el concepto
significativo de una palabra es el semema. Se denomina campo semántico, en
cambio, al conjunto de palabras que comparten uno o varios significados. Así,
por ejemplo, palabras como ofensa, crimen, amenaza, atentado, asesinato,
malversación, etc. comparten un mismo campo semántico: ser infracciones
merecedoras de pena o castigo.
FENÓMENOS
SEMÁNTICOS
Atendiendo
a las relaciones que establece el significado con el significante, se producen
algunos fenómenos semánticos en los que nos vamos a detener:
Se llaman palabras MONOSÉMICAS a aquellas que tienen un
solo significado. Si a un significante se le pueden atribuir varios
significados se denomina POLISEMIA.
Es el caso de palabras como arco que,
según el diccionario de la R.A.E., tiene doce significados, o tabla, que tiene treinta y seis.
La polisemia surge
por dos factores:
-
De
economía lingüística: el hablante sólo tiene que recordar una forma fonética
para varios significados.
-
De
carácter evolutivo: Al progresar una sociedad, permite que algunas palabras
puedan incluirse en niveles de expresión específicos (tecnicismos) con otros
significados.
La
HOMONIMIA presenta, aparentemente,
ciertas similitudes con la polisemia. Sin embargo, las diferencias son
sustanciales, ya que el fenómeno de la homonimia consiste en una identificación
fonética __igual pronunciación, y en
algunos casos, igual escritura__ de dos palabras totalmente distintas en su origen,
pero que con el tiempo han coincidido en el significante: Al tratarse de
palabras distintas, sus significados también lo son. Por ejemplo la palabra dado, que tiene dos orígenes. Por un
lado es de origen oriental y se refiere a la pieza que usamos para jugar; y,
por otro, es el participio pasivo del latín datus.
Las dos palabras son etimológicamente distintas y han venido a coincidir en la
forma, pero no en su significado.
Hay
dos tipos de homonimia:
--Homófona:
Son palabras que tienen la misma pronunciación, pero se escriben de forma distinta:
haya (árbol) y aya (niñera); hablando (gerundio del verbo hablar) y ablando
(presente de ablandar).
--Homográfica:
Son palabras que se pronuncian igual y que, además, tienen la misma escritura:
duelo (del latín duellum, combate entre dos) y duelo (del latín dolus, dolor,
lástima).
SINONIMIA: Es un fenómeno distinto. Consiste en que varios
significantes tienen el mismo significado. Cuando el significado es idéntico,
hasta el punto de poder sustituir una palabra por otra, se habla de sinonimia
total (enviar y mandar, por ejemplo). En aquellas que tienen un significado
parecido, pero poseen matices diferenciadores que no las permiten cambiarse en
todos los contextos, existe sinonimia parcial (por ejemplo entre gustar,
agradar, complacer y satisfacer). Generalmente la sinonimia nunca es absoluta
porque cada palabra conserva un matiz que le hace diferente de su sinónimo en
contextos determinados, como podemos observar en esta retahíla de palabras y
expresiones sinónimas: morir, fallecer, fenecer, descansar, expirar, criar
malvas, estirar la pata, pasar a mejor vida, etc.
ANTONIMIA: Las palabras antónimas son las que poseen significados
contrarios: poco-mucho; caro-barato; homogéneo-heterogéneo, etc. El término
opuesto se puede crear añadiendo un prefijo (in-, anti-, des-, i-) al lexema
__antonimia gramatical__ como en el caso de creíble/increíble,
ecológico/antiecológico, honesto/deshonesto, lícito/ilícito; o expresando una
palabra totalmente distinta __antonimia léxica__ como entre crear-destruir,
cuerdo-loco, etc. A veces los antónimos no son rigurosamente contrarios, sino
que debe hablarse más bien de términos recíprocos: día/noche; blanco/negro;
comprar/vender.
HIPERONIMIA/HIPONIMIA: Los significados se
estructuran en relaciones jerárquicas en dos ejes: vertical, que va de lo
genérico a lo específico, y horizontal, que agrupa signos léxicos de un mismo
nivel. Al término genérico se le conoce como hiperónimo, mientras que el
subordinado es hipónimo. Todos los hipónimos son cohopónimos entre sí. Ejemplo:
Hiperónimo: AVE; hipónimos: paloma, ruiseñor, canario, etc. que son cohopónimos
entre sí.
DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN
La
denotación es el significado objetivo que tiene una palabra. Sería el
significado que aparece en el diccionario, que informa de una realidad sin
emitir valoraciones. Si a ese significado objetivo se le añaden nuevos
significados como consecuencia de la asociación de valoraciones subjetivas,
entonces hablamos de connotación. Sirva como ejemplo la palabra “ciprés”. Según
la R.A.E., es un árbol de la familia de las cupresáceas. Es su significado
objetivo, denotativo. Sin embargo, en la sociedad española, el ciprés adquiere
notables valores connotativos, ya que es el árbol habitual en los cementerios,
y tiene significados asociados con la muerte.
LOS
CAMBIOS SEMÁNTICOS.
Las
lenguas son algo vivo, dinámico, en constante evolución. Están sometidas a
continuos cambios y algunos de ellos afectan directamente al significado de las
palabras. Las transformaciones, matizaciones y adaptaciones del significado que
se producen a lo largo del tiempo reciben el nombre de cambios semánticos. Las
causas por las que se suelen producir estos cambios pueden ser:
a.Históricas: la
evolución de la sociedad y los avances tecnológicos han provocado numerosos
cambios de significados. Piénsese en palabras como “hortera”, que antes sólo se
refería a una clase de escudilla o cazuela, y ahora se refiere a alguien
vulgar; o la palabra ratón en su uso informático.
b.Psicológicas: Como
puede ser la identificación de los animales con comportamientos humanos: Burro,
gallina, víbora.
c.Contextuales: Palabras
que se crean contagiadas por el significado de otra cercana: puro (habano).
d.Sociales:
en las que hay que incluir palabras consideradas tabúes __prohibidas por pudor
social o exceso de puritanismo__ y se sustituyen por eufemismos __expresiones
aceptadas socialmente__. Ejemplos: invidente por ciego; conflictos laborales
por huelga; hombre de color por negro, etc.
Departamento de Lengua castellana y Literatura del IES Al-Qázeres
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