martes, 27 de septiembre de 2016

La situación Lingüística de España: lenguas y dialectos.



                I. INTRODUCCIÓN.

El ser humano posee la capacidad innata del lenguaje, es decir, la capacidad de hablar. Pero cada comunidad social utiliza un código o sistema de signos que llamamos lengua. Una lengua ha sido históricamente un dialecto respecto de aquella de la que procede (el castellano fue un dialecto del latín vulgar). Sincrónicamente, sin tener en cuenta su origen, decimos que una modalidad lingüística es una lengua cuando:
-          Se habla en un territorio de cierta extensión, por una amplia comunidad social.
-          Tiene un alto grado de diferenciación con respecto a las demás lenguas.
-          Posee un código de signos propios, conocido por todos los miembros de esa comunidad.
-          Posee una importante tradición cultural y literaria.

Actualmente se cuentan en el mundo de tres a cuatro mil lenguas que se agrupan en familias lingüísticas, históricamente emparentadas. La mayor parte de las lenguas de Europa proceden de un idioma ya desaparecido, el Indoeuropeo. Actualmente las lenguas más habladas son el chino (mil millones de hablantes), el inglés (seiscientos millones de hablantes), el español (cuatrocientos millones).
Pero ninguna lengua es totalmente homogénea, todas tienden a fragmentarse, por diversas causas: sociales, geográficas e históricas. Las variedades geográficas reciben el nombre de dialectos. Un dialecto es una variedad fundamentalmente oral que no es independiente de la lengua a la que pertenece, abarcando sólo una parte del territorio de dicha lengua.
Por otra parte, las hablas locales son formas lingüísticas que se usan en una comarca o territorio de extensión más reducida que el dialecto.

Lengua: español (o castellano).
Dialecto: andaluz.
Habla local: el habla local de Sevilla.


II. SITUACIÓN LINGÜÍSTICA ACTUAL.

La Constitución Española de 1978 declara que en España hay una lengua oficial, el castellano, común a todos los hablantes, y tres lenguas cooficiales, el gallego, el euskera y el catalán, que comparten oficialidad con el castellano en cada una de sus respectivas comunidades autónomas. Esto plantea en ocasiones situaciones de bilingüismo y diglosia, términos que aluden a situaciones lingüísticas existentes en territorios que cuentan con dos o más lenguas.
 Bilingüismo o igualdad entre lenguas: Teóricamente existe un verdadero bilingüismo cuando las dos lenguas son usadas y conocidas por sus hablantes en las mismas condiciones y circunstancias y se usan en los mismos ámbitos, lo cual supone que son cooficiales en esa comunidad. En la práctica, los individuos casi nunca son plenamente bilingües, ya que siempre hay una lengua que predomina y suele ser la materna. Se suelen citar como casos de bilingüismo los de Canadá (inglés y francés) y Bélgica (neerlandés, francés y alemán, y Bruselas como territorio bilingüe franco-neerlandés).
Diglosia o desequilibrio entre lenguas: Las lenguas habladas por los distintos grupos se emplean para funciones y situaciones diferentes y, además, existe un desequilibrio a favor de una de ellas, considerada la lengua más poderosa. Una lengua suele tener en estos casos mayor prestigio social, cultural o económico, de modo que suele estar más asentada en los ámbitos oficiales y burocráticos, mientras que la otra queda relegada al uso coloquial y familiar, y corre el peligro de perderse. Es la situación existente, por ejemplo, en Paraguay con el guaraní y el castellano: éste es la lengua fuerte, de prestigio, mientras que el guaraní es de uso doméstico. Por mencionar un caso en España, mencionemos el caso del catalán hablado en Aragón o el gallego hablado en Asturias y Castilla-León, comunidades que ni siquiera han declarado oficiales estos idiomas que se hablan en parte __aunque sea pequeña__ de sus territorios.

Sin embargo, la misma Constitución advierte que la variedad y cooficialidad lingüística será motivo de un especial cuidado por las autoridades y debe ser un motivo de orgullo por la riqueza lingüística que representa y un motivo de unión por la diversidad, y no de separación entre los pueblos. De las cuatro lenguas de España, el castellano, el gallego y el catalán son románicas (derivan o proceden del latín). El euskera, en cambio, es la lengua más antigua, no procede del latín y existen distintas teorías sobre su origen, como veremos.

I. Artículo 3 de la Constitución española.
1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas, de acuerdo con sus Estatutos.
3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.


III. EL CASTELLANO.

Es la lengua oficial del Estado y la lengua común de todos los españoles. Más de treinta millones de españoles la usan como lengua materna. Para unos ocho millones aproximadamente, el español es la segunda lengua. Es la lengua oficial de una población cercana a los cuatrocientos millones de personas. Se habla, además de España, en América del sur y central, en zonas de Estados Unidos, en Guinea, en el antiguo Sáhara español, en Filipinas y en aquellos países donde hay una presencia de la comunidad sefardí.


Características lingüísticas del castellano.

Las características que el español presenta en la actualidad son, obviamente, el resultado de su evolución lingüística desde que empezó a configurarse como dialecto del latín en la alta Edad Media. Si hubiera que caracterizar a grandes rasgos el castellano como sistema lingüístico, sería necesario considerar los siguientes como los más significativos:

a) Nivel fonológico y ortografía:

- Sistema vocálico muy simple, formado sólo por cinco vocales.
- Sistema consocnántico constituido por diecinueve consonantes.
- En cuanto a la ortografía, en la mayoría de los casos hay una sola grafía para cada fonema, excepto en los casos de los fonemas /b/, /X/, /g/, /z/ y el caso de la h, que no tiene realización fonológica.
- El valor distintivo del acento: amo / amó.

b) Nivel morfonsintáctico:

- Distinción de género y número en la flexión nominal.
- El sistema pronominal distingue entre formas tónicas y formas átonas, así como entre formas que funcionan como sujeto y formas que funcionan como complemento.
- La flexión verbal es compleja y muy variada, al igual que en el resto de las lenguas romances.
- Las desinencias verbales mantienen una fuerte diferenciación, con lo cual se facilita que el sujeto se omita frecuentemente.

c) Nivel léxico:

- La mayor parte del vocabulario del castellano procede del latín.
- Los mecanismos fundamentales de creación de palabras han sido, sobre todo, la derivación y el préstamo.
- En cuanto al origen de los préstamos, un rasgo peculiar del castellano es la abundancia de voces procedentes del árabe y de las lenguas amerindias.

Tendencias del castellano en la actualidad.

Ninguna lengua es un producto acabado y definitivo. Todas están en constante evolución: por una parte, como sistemas de comunicación que son, han de adaptarse a la cambiante realidad para satisfacer las necesidades comunicativas de sus hablantes; por otra, al no ser sistemas unitarios y fijos, se producen dentro de ellas tensiones que los propios hablantes van resolviendo y que hacen que una lengua vaya cambiando sin que nos demos cuenta de ello.
Las tendencias más significativas del castellano actualmente son las siguientes:

- Extensión de rasgos fonéticos meridionales. Está muy extendido el yeísmo y la aspiración de la –s final de sílaba. Lo mismo ocurre con la pérdida de la –d- intervocálica, sobre todo en los participios: pesao.
- Paso a la lengua estándar de voces procedentes de las hablas de grupo. Términos creados en las disciplinas técnicas, y que en principio eran usados sólo por profesionales o especialistas, han acabado entrando en la lengua estándar cuando sus referentes pasan a formar parte de la vida cotidiana: Internet, clonación, inflación, etc. Este trasvase también es muy común desde las jergas juveniles: bocata, colega, marcha, enrollarse, mosquearse, etc.
- La derivación. Se observa en la lengua actual, sobre todo en los medios de comunicación, una tendencia a la derivación excesiva, para dar a los vocablos una apariencia más sublime: intencionalidad en vez de intención, culpabilidad en vez de culpa, sobredimensionamiento por exceso, motivación por motivo, culpabilizar por culpar, etc.
- Los acrónimos. El uso de las siglas para formar nuevas palabras es una característica d ela lengua de hoy: sida, TALGO, ovni, uci, cedé, etc...
- Préstamos y extranjerismos.


IV. VARIEDADES DIALECTALES DEL CASTELLANO.

1. LOS DIALECTOS MERIDIONALES: 

EL ANDALUZ Y EL CANARIO. Las variedades andaluza y canaria actuales proceden de los cambios producidos en el castellano desde que comenzó a expandirse por Al-Ándalus, en el siglo XIII, hasta la actualidad. Ya en el siglo XVI existía una norma sevillana frente a la norma toledana: la primera de ella será la que se afiance en Andalucía y se extienda por Canarias y América.; la segunda, dominante en el resto de la Península, fue la que sirvió para fijar el modelo común dela lengua escrita.
Los rasgos propios del castellano meridional tienen diferente extensión geográfica, por lo que no es fácil fijar las fronteras entre el castellano del norte y las variedades del sur. Entre estos rasgos, los más significativos son:
a) Yeísmo: la pérdida del fonema /l/, correspondiente a la grafía ll, que pasa a realizarse como /y/.
b) Seseo: consiste en pronunciar el fonema /Z/ como si se tratara del fonema /s/.
c) Aspiración de –s en posición implosiva. Consiste en la relajación de la –s cuando le sigue, bien dentro de una palabra, bien en la palabra siguientes, una consonante: cahco, avihpa, etc...
d) Neutralización de /l/ y /r/ en posición final de sílaba: mi arma, sordao, tra’ela (por traerla), etc.
e) Relajación y caída de las consonantes sonoras intervocálicas. Se produce muy frecuentemente con el fonema /d/: cansao (por cansado).
f) Relajación de los sonidos correspondientes a ch y j: mushasho (por muchacho) y garahe (por garaje).

El andaluz. Conviene aclarar que más que un dialecto andaluz propiamente dicho, lo que hay son diferentes variedades andaluzas de límites poco precisos. Además de los rasgos generales antes señalados, hay que considerar como rasgos propios de la variedad dialectal andaluza los siguientes:

- La alternancia entre el seseo y el ceceo. El seseo predomina en las provincias de Jaén, Córdoba, norte de Huelva y Sevilla, mientras que el ceceo es mayoritario a lo largo de la costa.
- El vocalismo en el andaluz oriental. Es característico de la zona andaluza oriental que la caída completa de la –s final de palabra provoque que la vocal anterior se pronuncie mucho más abierta y alargada.
- Confluencia de vosotros y ustedes. En Andalucía occidental se ha perdido en las formas pronominales de segunda persona del plural la oposición entre el tratamiento de confianza y el tratamiento de cortesía. Ha desaparecido vosotros y en su lugar se emplea siempre ustedes, unas veces con el verbo en tercera persona (ustedes vinieron ayer) y otras veces en segunda (ustedes tenéis tiempo).

El canario. El castellano llega a las islas Canarias en el siglo XV. La conquista del archipiélago y su repoblación se llevó a cabo desde los puertos andaluces, de forma que el habla canaria participa de los fenómenos dialectales propios del sur peninsular. En Canarias se dan todos los rasgos dialectales que hemos señalado antes, pero con unas peculiaridades que debemos comentar:
- El seseo está generalizado.
- La confusión entre –l y –r ante consonante y en posición final de palabra está muy extendida. A veces se pronuncia como una vocal: /ei cueipo/ por el cuerpo.
- La aspiración de la j se produce con un sonido más suave que en Andalucía.
- La ch castellana se pronuncia como una y fuerte: muyayo por muchacho.
- En general ha desaparecido el pronombre vosotros, sustituido por ustedes.
- Como en América, se prefiere el pretérito perfecto simple al pretérito perfecto compuesto: ¿Ya viniste?.


2. VARIEDADES DE TRANSICIÓN: EL EXTREMEÑO Y EL MURCIANO.

En una ancha franja del centro de la Península, aparecen algunas variedades dialectales que constituyen una zona de transición entre el castellano del norte y el andaluz, por tener rasgos característicos de uno y de otro.

El extremeño. El habla de Extremadura ofrece una mezcla de rasgos meridionales y de leonesismos que se explica fácilmente por factores históricos: por un lado, tras la conquista, realizada por León y Castilla conjuntamente, fue repoblada por leoneses; por otro, la influencia de la norma sevillana ha sido siempre muy fuerte en el sur de la región. Así, los rasgos procedentes del leonés aparecen en el norte de Cáceres y se van perdiendo conforme se avanza hacia el sur, y la influencia andaluza es perceptible en el sur de Badajoz, pero va disminuyendo hacia el norte hasta desaparecer.
Son rasgos de influencia leonesa la tendencia al cierre de las vocales –e, -o, la aspiración de la h y el empleo del sufijo diminutivo –ino.
Los rasgos de influencia meridional más extendidos son la aspiración de la –s, el yeísmo, la aspiración de la j y la confusión de –l y –r.

El murciano. Por razones históricas similares, el habla murciana es también una variedad de transición entre el castellano del norte y el meridional, con notables influencias aragonesas, en este caso, dado que Murcia fue durante la Edad Media territorio de expansión del reino de Aragón.

Los rasgos que muestran la influencia aragonesa son: la abertura del diptongo ei en ai (vainte en vez de veinte), el diminutivo –ico, y aragonesismos y valencianismos en el léxico.


           Los rasgos meridionales que se dan en esta zona son la aspiración y pérdida de la –s implosiva, la relajación de la j, la confusión de -l y –r, e incluso la aparición del seseo en la zona de Cartagena.

                  V. GALLEGO.

            Es el resultado de la dialectalización del latín vulgar en el noroeste peninsular. En la Edad Media, el galaico-portugués será la lengua unitaria de las zonas situadas al norte y al sur del Miño. A partir del siglo XV, por razones políticas, se inicia la fragmentación de la lengua, ya que el actual gallego se va “castellanizando”.
           El gallego-portugués medieval es una de las primeras lenguas literarias peninsulares. Conviven en la poesía galaico-portuguesa formas populares (las cantigas de amigo) y formas cortesanas (cantigas de amor y de escarnio). Todo este material se recoge en los cancioneros de la corte del rey don Denís.
         El gallego tuvo dos siglos de escasa producción literaria eclipsado por la fuerza del castellano (XVI y XVII), y resurgió en el XIX, siglo en que destaca la figura de Rosalía de Castro. Esta revitalización termina con la dictadura, época en que se produce para el gallego una situación paradójica: el cultivo literario convive con el desprecio oficial de su uso público.
      En el periodo democrático el gallego ha alcanzado la cooficialidad con el castellano y ha normalizado su uso en la literatura, en los medios de comunicación y en la educación En la actualidad tiene unos tres millones de hablantes y aunque se aprecian algunas variedades dialectales, presenta bastante uniformidad.

              VI. CATALÁN.

        El catalán es el resultado de la evolución del latín en la región nordeste de la Península, y se distinguen en él dos áreas dialectales: el occidental (Andorra, zona fronteriza con Aragón, Lleida, este de Tarragona y Comunidad Valenciana), y el oriental (Rosellón, Girona, Barcelona, nordeste de Tarragona, Islas Baleares y Alguer (Cerdeña).
       El valenciano y el balear son el resultado de la implantación del catalán en sus respectivos dominios como consecuencia de la Reconquista. Presentan, sin embargo, rasgos fonéticos, morfológicos y léxicos propios (conservan abundantes arabismos y mozarabismos).
         Entre la Edad Media y el siglo XVI el catalán conforma una gran tradición literaria: arraiga en esta lengua la poesía trovadoresca del amor cortés; adquiere en el siglo XV gran fama la novela de caballerías Tirant lo Blanc, considerada una de las mejores del género; y en el Renacimiento, los poetas Ausias March y Jordi de Sant Jordi llevan a cabo una labor paralela a la de Juan Boscán y Garcilaso en castellano. El impulso de la literatura castellana en el Siglo de Oro eclipsa esta tradición literaria que resurgirá en el siglo XIX en el contexto de exaltación de los nacionalismos.
         Tras el paréntesis de la dictadura franquista, que lo reduce a la clandestinidad, en la actualidad esta lengua cuenta con unos ocho millones de hablantes. Recuperó su cooficialidad con el castellano en 1978, y se convierte en lengua administrativa. Se inicia desde entonces un proceso de normalización de su aprendizaje en todos los niveles de enseñanza, al que contribuyen los medios de comunicación y la creación de grupos editoriales especializados en la publicación de prensa y literatura en catalán.

                VII. VASCO O EUSKERA.

       Se trata de una lengua prerromana de remotos orígenes. Su origen incierto ha suscitado multitud de teorías: su relación con el antiguo ibérico, con familias lingüísticas de la Europa nórdica o con las lenguas caucásicas habladas hoy en los países del sur de Rusia son algunas de ellas.
       El vasco hizo frente a la romanización y resistió la presión del castellano durante siglos. Ocupó en la Edad Media no solo sus límites actuales sino también zonas de La Rioja, Navarra y valles pirenaicos. Durante muchos siglos fue una lengua hablada, sin testimonios escritos, pero fuertemente arraigada en la tradición oral, sobre todo en el ámbito rural, mientras que en las zonas urbanas se imponía el castellano de forma paulatina.
        La lengua vasca y la cultura escrita no alcanzan una expansión considerable hasta bien avanzado el siglo XX. El sentimiento nacional convive con un fuerte desarrollo industrial, que provoca un gran flujo de inmigración que castellaniza los centros industriales y urbanos.  
        Con la democracia, resurge y se oficializa esta lengua, y de la ausencia de norma escrita deriva una de sus notas peculiares: la diversificación dialectal, la existencia de numerosas variedades en su uso. Esta situación se ha tratado de regularizar con la creación de un vasco común o batúa que asegure la comunicación y el aprendizaje.    
       El vasco posee una estructura morfosintáctica muy diferente de las lenguas romances, sin embargo otra nota distintiva de esta lengua es su capacidad de asimilación de términos y raíces de otras lenguas, sobre todo del castellano, para incrementar el léxico.

BIBLIOGRAFÍA: Departamento de Lengua castellana y Literatura del IES Al-Qázeres
                               Bitácora del Departamento de Lengua del IES Norba Caesarina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario